El presidente de Ecuador, Rafael Correa, abandonó este sábado la primera sesión plenaria de la XXI Cumbre Iberoamericana en protesta por participación de la vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina, Pamela Cox.
Correa pidió permiso al presidente de Paraguay, Fernando Lugo, anfitrión del foro, para retirarse del recinto y no tener que escuchar a Cox.
Según el Correa, el Banco Mundial "chantajeó abiertamente a su país" por el cambio de las políticas económicas durante su mandato presidencial y acusó al banco de haberle negado un crédito previamente aprobado en 2005 a su país.
En los pasillos del centro de convenciones, Correa acusó al Banco Mundial de causar un "desastre" con el "experimento" del neoliberalismo.
Una vez superado el momento de tensión, Pamela Cox dijo que el riesgo de que el sistema financiero internacional colapse como en 2008 sigue existiendo, lo que podría causar en América Latina un colapso de la economía real.
El otro guión, según Cox, presenta un cuadro mucho más benigno, según el cual "las economías de Estados Unidos y de Europa continúan con crecimiento anémico, pero no con situaciones financieras de carácter catastrófico".
Si se diera este escenario, los gobiernos de Estados Unidos y de Europa podrían "evitar el desplome decontrolado de los mercados”, mientras que el crecimiento chino se desaceleraría y los precios de las materias primas -tan importantes para América Latina- experimentarían una caída moderada.
En la cumbre participan mandatarios o representantes de los 22 países iberoamericanos, incluidos el rey de España Juan Carlos I y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
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