La Universidad Nacional Autónoma de Honduras, recién hasta la década de los años noventa del siglo pasado, comenzó a desarrollar la creación de muchos centros universitarios en el territorio nacional, así como expandir carreras universitarias que solo existían en la universidad sede de la ciudad de Tegucigalpa.
Esta medida tardía, poco planificada de una u otra forma ha ayudado a que muchos hondureños pudieran tener acceso a la formación superior y evitar así grandes costos económicos a sus familias. Ser Profesional Universitario en el pasado a pesar del bajo costo económico de formación, requería tener dinero o de esfuerzos sobrehumanos de las familias hondureñas para la profesionalización de sus hijos por tener que trasladarse a vivir a la ciudad capital.
No en vano, se generó históricamente ver al profesional universitario en Honduras con una arrogancia y prepotencia, por considerar ese hecho un hito sobresaliente sobre el común denominador de la población que no podía acceder a la formación superior ya que estaba centralizada en Tegucigalpa.
Las universidades privadas de recién creación no eran accesibles por el aspecto económico. Ser abogado, notario, medico, ingeniero, periodista o economista, conllevo a ser visto como un semi-dios en la sociedad hondureña y si a eso le agregamos que el semi-dios tenía dinero, las dimensiones aumentaban en cuanto a su intocabilidad en cualquier feudo del territorio nacional donde se aposentara.
En la actualidad es frecuente ver por las noticias, que los médicos que se forman en la Facultad de Medicina de la UNAH a los cuales se suman los de las universidades privadas, que hacen su internado rotatorio obligatorio para su formación y el servicio social, se declaran en huelga por exigir un pago o por mejorar el ya existente, condicionando al débil sistema medico hondureño a una paralización total poniendo en riesgo los pocos servicios de salud de los hondureños.
¿De dónde nace esta situación?
Históricamente quienes estudiaban medicina eran los hijos de los ricos de las ciudades principales de Honduras o los adinerados aburguesados del resto del territorio nacional que tenían como pagar esos estudios de sus hijos en la Facultad de Medicina de la ciudad de Tegucigalpa, allí nació como proceso histórico el que la universidad debía pagarles a esos pocos estudiantes oligarcas, su internado y servicio social, y ahora hasta la especialidad, sumándole al proceso que ser médico y sin formación ética y compromiso social equivalía a tener que convertirse en un futuro rico de la ciudad o del pueblo a través de su profesión.
¿Cómo se acrecentó el problema?
La Universidad Nacional Autónoma de Honduras se fue masificando, abrió nuevos centros regionales educativos y las universidades privadas aperturaron la carrera de medicina y la escasa población que anterior era, se convirtió en una población opípara de estudiantes de medicina que al hacer su internado rotatorio y servicio social generan peso económico al Presupuesto Nacional, por tener que pagárseles su internado obligatorio de formación profesional y su servicio social con el que deberían devolver el esfuerzo educativo que hace la universidad a través de los pagos de impuestos de la población hondureña. La circunstancia no se queda allí, el estado de Honduras paga el servicio social a los estudiantes de las Universidades Privadas, debería de ser un compromiso del mercantilismo de estas universidades ayudar a los hondureños a través del sistema de salud.
¿Que evidencia tal situación?
Que el sistema en su totalidad en un fracaso, no tenemos un sistema único de salud, divido en los niveles correspondientes que permitan atender a la población hondureña correctamente, las facultades de medicina no están formando médicos éticamente validos al servicio de la sociedad con una profesión tan crucial y delicada que tiene que ver directamente con el fenómeno de la vida, el Ministerio de Salud evidencia un despilfarro histórico en la administración de los recursos, nombramiento de plazas, en la contratación de médicos temporales, compra de equipo y medicamento, en fin una crisis permanente del sistema de salud hondureño, sometido a la corrupción, a la improvisación y al electorerismo de los políticos.
Los jóvenes que recién se están formando y que paralizan el sistema nacional de salud pidiendo aumento, dejan de ser estudiantes y son pequeñas criaturas, monstruitos en formación, que al igual que sus antepasados entienden solo del valor del dinero y del mercantilismo de su profesión sin importarles que la facultad donde se forman deba de mejorar científica y académicamente, que los hospitales deban de ser integrados a sus facultades como verdaderos centros de atención para la vida, que la corrupción que impera en la estructura no siga su camino para limitar las posibilidades de vida digna de los hondureños.
Ellos igual que sus antepasados se suman al mismo camino del mercantilismo de su profesión, exigiendo aumentos salariales, como si de un trabajo o sindicalistas fueran, mientras el pueblo hondureño les paga su formación. El estado debería de limitarse a darle los medios idóneos para el desempeño de su servicio formativo.
Esos pequeños monstruitos en formación antiética son los que paran el sistema de salud decadente que tenemos y en poco tiempo serán médicos sin alma para cobrar por sus servicios, formados por la plata de los hondureños, y más de alguno de ellos será ministro para seguir el rol de la desgracia en la que vive Honduras con su sistema de salud. Y ya siendo Ministro utilizaran a los nuevos practicantes con sus futuras huelgas para ocultar la corrupción en la que vive el sistema de salud , los monstruitos entienden esto desde pequeños y por eso juegan a solo lo que les interesa, el pago por supuestos servicios que prestan.
He de ser justo no todos son así, existen grandes médicos en Honduras, con formación humana, ética y vocación de servicio, desafortunadamente no son los que dirigen o han desarrollado el sistema.
Carlos Augusto Hernández Alvarado
Abogado y Notario
carlosaugusto69@yahoo.com
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