- Toca la revancha
MARLENE SANTOS A.
Se esfuma el quinto partido... a menos que Cuauhtémoc Blanco diga otra cosa. El Temo, tras la engañosa victoria sobre el remedo de equipo llamado Francia, se envalentonó. Aseguró que México estaba para cosas grandes y sueña con el título del mundo sin importar el nombre del siguiente rival; Todo apuntaba a la albiceleste. Pues se le cumplió el deseo: ahí vienen los ches.
Era demasiado bello ver al Tri en sublime hazaña, dando palos al subcampeón mundial. La ilusión óptica tuvo cierto respaldo después del triunfo en juego amistoso frente a Italia, un monarca en apuros. Todo era felicidad y elogios. Hasta el titular de la FMF, Justino Compeán, ofreció contrato de cuatro años más a Javier Aguirre. Hoy las aguas volvieron a su nivel. Es incomprensible la necedad de Javier Aguirre, que se ha casado con un Guille Franco de lentísima reacción y que como mero capricho se llevó al
Bofo Bautista de paseo. En cambio, tiene atado al banquillo al Chicharito Hernández. Total, si se ha de perecer en la orilla, al menos que los jóvenes ganen fogueo. Otro que mostró su tortuguismo fue Ricardo Osorio.
A la hora de los cambios Aguirre tampoco fue muy atinado. Pésima la decisión de sacar a Andrés Guardado; positivo el ingreso, ¡por fin en el costado donde mejor juega!, de Pablo Barrera, quien apuntaló a Osorio. La halagada defensa verde sucumbió y sólo el acertado Conejo Pérez evitó que la garra charrúa los hiciera trizas. Es hora de la revancha. Hace cuatro años, en Leipzig, la albiceleste eliminó en la misma ronda a México con un golazo de Maxi Rodríguez. Era el Tri de Ricardo La Volpe, con una sólida base de trabajo. Esta vez enfrente está Lionel Messi, el mejor jugador del mundo,
que desde el primer partido demostró que viene por el máximo galardón. Argentina redondeó su marcha perfecta y venció con un cuadro alterno a Grecia. Diego Armando Maradona se divierte como pibe en su primera Copa del Mundo en el banquillo, donde, en la misma medida en que se derrumban las potencias europeas, crecen las opciones para una Sudamérica boyante, siempre con Brasil y la albiceleste como puntas de lanza.
Si Francia creía que su peor Mundial había sido aquel aciago de 2002 en tierras asiáticas, cuando Zizou se lesionó antes del arranque, la historia escrita en África resultó un cuento de horror que superó lo imaginable.
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