Fuente: El 5antuario
Hoy se escribe el inicio de una nueva historia. De nosotros depende si el final es feliz o amargo. Con la decisión del TRIFE de desechar la impugnación del Movimiento Progresista a pesar de las cuantiosas muestras de una elección por demás injusta, aunado a la entrega de constancia de "Presidente Electo", nos queda muy claro que no contamos con instituciones en las que podamos confiar. Siendo esto así, es momento de volcarnos a las calles a reclamar nuestros derechos y, si dichas instituciones se niegan a hacer su trabajo, nos corresponde desconocerlas y crear nuevos cauces para resolver los conflictos. Hoy es el momento de declarar oficialmente la Nueva Revolución, hoy, el día en que el pueblo mexicano por dignidad debe desconocer al ciudadano Enrique Peña Nieto, si es que se le puede llamar así, como el presidente de México. Ciertamente este hecho es un golpe durísimo para la moral de todos, pero como dice el dicho, lo que no mata te fortalece. El PRI, Televisa y los demás poderes fácticos no pudieron borrarnos del mapa, así que está en nosotros sacar la fuerza de nuestro espíritu y demostrarles que nosotros somos quienes mandamos.
En estos instantes, más que nunca, debemos inflar el pecho y cantar a todo pulmón el himno nacional. Es nuestra obligación apegarnos a su letra y combatir al enemigo, convertirnos en soldados de la nación. Estamos en Septiembre, mes patrio. Hagámosle honor y luchemos como verdaderos mexicanos. Busquemos por primera vez nuestra Independencia y salgamos a las calles a defender la tierra. No tengamos miedo pues somos más. La clave es convencernos de que podemos. Marchemos mil veces, hagamos plantones, entremos en paro. Para quienes dicen que marchar no sirve, se equivocan. Andar por ahí brincando mientras gritamos "el que no brinque es Peña" sí les cala, y mucho. Les molesta porque saben que es una burla, saben que para nosotros Peña no representa autoridad alguna, y la mejor manera de mostrarlo es burlándonos de él. Si las marchas no hicieran efecto no hubiese sido necesario cercar el TRIFE. Es más, El Pendejo Nacional ya habría ido por su constancia de presidente hace un mes.
Los ánimos están muy agitados, pero no es la hora de confundir el grito de guerra con la violencia. Entrarle a los golpes sólo nos convierte en animales, al igual que ellos. Actuar así es lo que esperan. Es la oportunidad perfecta para reprimir sin escrúpulos, aún y cuando sean unos pocos. Esa energía, ese coraje, todo ese sentimiento de enojo debe ser canalizado para fajarnos los pantalones y darles en donde les duele. No les demos el gusto de poder partirnos a golpes, ni tampoco la satisfacción de vernos agachados aceptando la imposición. Recordemos que el poder que tienen es gracias a nosotros, y así como se los otorgamos, también tenemos todo el derecho, y en estos momentos también la obligación, de despojarlos del mismo. No podemos permitir que vuelvan a la silla para saquearnos, esta vez con más saña que en el pasado. No debemos ceder terreno. La última instancia que nos queda es evitar que tome protesta. A toda costa debemos forzarlo a abdicar y que se coloque a un interino.
Yo quiero ver qué va a ser de México estos días. Al menos me anima bastante ver a tantos compañeros que reclaman airadamente en el TRIFE. Es buena señal, significa que no nos hemos rendido. Estos señores creían que sería fácil vernos la cara de pendejos. Pues se equivocan. Se metieron con una generación que ya no está dispuesta a dejarse. Despertaron a un monstruo al que ya no pueden silenciar y que sólo le queda continuar creciendo hasta tumbar al poder actual de su lugar. No les queda de otra, si el PRI no se va por voluntad, entonces será a la fuerza. Los verdaderos ciudadanos estamos hartos y, si no nos creen, espérense a que vean lo que somos capaces de hacer por defender al país.
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