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EN RECONSTRUCCIÓN
jueves, 5 de abril de 2012
(Video) El Nobel de Literatura Günter Grass ataca con sus versos a Israel
Modificado por Enoc2
El escritor alemán y ganador del premio Nobel de Literatura Günter Grass ha calificado a Israel de amenaza para la paz mundial en un poema titulado Lo que hay que decir.
"No sigo callando porque estoy harto de la hipocresía de Occidente", dice uno de los versos de la obra de Grass, publicado en el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
En escritor de 84 años, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1999, llama a la comunidad internacional a que no permita ataques militares contra Teherán y controle tanto las armas nucleares de Israel como las centrales iraníes.
Asimismo, condena la venta de submarinos por parte de Alemania al Estado hebreo, ya que estos podrían ser utilizados en una ofensiva contra Irán.
Grass subraya que no puede permanecer en silencio durante más tiempo sobre este tema tal y como hacen muchos por temor a ser calificados de antisemitas.
Los judíos alemanes y la Embajada israelí ya han expresado su indignación con la publicación.
Grass es un veterano activista a favor de causas de la izquierda y crítico habitual de las intervenciones militares occidentales como la de Irak.
No obstante, la publicación del poema ha despertado las críticas contra el Nobel de Literatura que en 2006 reconoció haber servido en las Waffen SS en el último año de la Segunda Guerra Mundial.
"LO QUE HAY QUE DECIR"
Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha
la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrar
a ese otro país en el que
desde hace años —aunque mantenido en secreto—
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que
es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira
y coacción que amenaza castigar
en cuanto no se respeta;
“antisemitismo” se llama la condena.
Ahora, sin embargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propios
sin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad
es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probado
la existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor...
digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:
Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decir
lo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque —suficientemente incriminados como alemanes—
podríamos ser cómplices de un crimen
que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear israelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,
odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.
Traducción de Miguel Sáenz. El texto original en alemán se publica hoy en el diario Süddeutsche Zeitung.
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