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EN RECONSTRUCCIÓN
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Atenco, el sabor de la libertad
Marcela Salas y Sergio Castro. San Salvador Atenco, Estado de México. Cuatro años recluido en el Penal del Altiplano, lugar donde se encuentran presos los delincuentes más peligrosos del país, no lograron que Ignacio del Valle ni el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) abandonaran su lucha contra el proyecto aeroportuario que el gobierno pretende realizar arrebatándoles su territorio.
“La mayoría de nuestra gente, nuestras mujeres, se mantuvieron en pie de lucha y el resultado es que aquí estamos. Seguimos en resistencia. No queremos ningún aeropuerto, ningún proyecto del gobierno porque sabemos que sólo lo quieren para obtener ganancias que no serán en beneficio de la mayoría”, explica Ignacio del Valle mientras camina por las tierras que ha defendido el FPDT durante más de diez años.
Del Valle y otros 11 hombres de Atenco estuvieron presos desde mayo de 2006 y, gracias a la incansable lucha del Frente y al apoyo de múltiples instancias nacionales e internacionales, recuperaron su libertad el pasado primero de julio.
“Por defender la tierra que nos corresponde nos llaman criminales, nos apresan, nos meten a la cárcel y nos dan 112 años de prisión, más 7 averiguaciones. La idea era exterminar y dar un escarmiento para que no se repitiera esto en otro lugar. Pero gracias al apoyo solidario que tuvimos de tanta gente, aquí estamos de nuevo.”
“Todos aquí le entramos al asunto de la defensa de la tierra, de nuestra vida, de nuestro mundo – dice Ignacio – y nos sentimos plenamente orgullosos de cada hermano, de cada compañera. Esto es lo que somos, lo que valoramos y no estamos dispuestos a tener que pedir nuestra libertad como una dádiva.”
CONAGUA: una amenaza latente
A pesar del triunfo que la liberación de los presos representa, el gobierno no ha abandonado la idea de construir un aeropuerto en territorio mexiquense. Al asumir la presidencia de México en 2006, Felipe Calderón advirtió que en su sexenio se lograría, por fin, construir el nuevo aeropuerto, pero “únicamente en territorio federal”.
A principios de 2009, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), utilizando como pretexto un programa llamado “Zona de Mitigación y Rescate Ecológico en el Lago de Texcoco”, adquirió 600 hectáreas de las 2 mil que pretendía para llevar a cabo el supuesto rescate.
Al respecto, comenta Del Valle: “El proyecto de la CONAGUA es lo mismo, pero ahora inciden en las comunidades de otra forma; engañan a la gente diciéndole que ‘ya no va a hacerse el aeropuerto, pero aquí está el apoyo, hay proyectos productivos del campo y todo esto tiene que ser una zona ecológica, la tenemos que proteger’.”
Algunos comuneros de las localidades de Nexquipayac e Ixtapan – situadas en el municipio de Atenco – vendieron ya sus parcelas a la CONAGUA. De esta manera, planean cambiar el uso de suelo para convertir esas tierras en territorio federal. “El miedo hizo su función en algunas poblaciones – explica Del Valle –, la represión cumplió un objetivo, envió un mensaje al pueblo: no se sigan defendiendo, no se sigan oponiendo a los proyectos del gobierno porque miren lo que les puede pasar.”
Ignacio del Valle refiere que es a través de incentivos y programas para “reactivar el campo” como la CONAGUA ha logrado hacerse de algunas hectáreas para convertirlas en territorio federal. “En Ixtapan son ganaderos y necesitan del campo. Ésa es su forma de vida. Y nos preguntamos ¿cómo es posible que a ellos los hayan convencido? Desde luego que el trabajo ha sido de mucho tiempo por parte del gobierno: los ha absorbido, los ha hecho depender. Resulta que mientras nosotros estábamos en el fragor de la batalla, a ellos les estaban dando presupuesto, las ayudas llegaban a ese lugar”, refiere Del Valle y advierte que “el gobierno está entrando por lo más sutil, pero ya lo detectamos y estamos en alerta, informándole a los compañeros: ‘¡Cuidado!, nos están ayudando por ahí, pero el fin es sorprendernos nuevamente con el proyecto del aeropuerto’. Quieren convencer a la gente, penetrar en los pueblos.”
El constante acoso
“Un proyecto neoliberal de enormes dimensiones es lo que no les permitimos realizar en 2001 – explica Marta Pérez, otra integrante del FPDT –. Tenían ya un diseño que transformaba totalmente nuestro territorio con carreteras, corredores industriales y turísticos, nuevas zonas habitacionales e incluso ferrovías que rodearían toda el área, pues este aeropuerto estaba destinado a ser el centro de operaciones del Plan Puebla-Panamá; iba a ser un aeropuerto de carga y descarga de maquinaria y de materias primas.”
“Por haberles impedido – continúa Marta – realizar sus sueños de grandeza y de poderío político y económico, lo pagamos con la represión del 2006 y con el acoso que vivimos día con día, pues actualmente siguen sobrevolando este territorio helicópteros de la policía y del ejército, lo cual nos indica que aún tienen la idea de construir su aeropuerto en nuestras tierras.”
La construcción del aeropuerto no sólo significaría un cambio radical en la forma de vida de quienes habitan en este municipio del Estado de México, sino que representaría – como advierte Marta Pérez – “la pérdida de un centro de equilibrio ecológico, pues Atenco, por estar ubicado en la superficie del ex lago de Texcoco, funciona como un vaso receptor de aguas de lluvia, que, si no tienen a dónde ir, incrementarían el riesgo de inundaciones en Atenco e incluso en la Ciudad de México.”
Las victorias de Atenco
A pesar de la tensión, la adversidad y la incertidumbre, los hombres y mujeres de Atenco tienen sus ojos y sus manos en el campo y eso significa, por sí mismo, una victoria. “Hay que lograr que nuestros jóvenes amen el campo, pues esa es una forma de resistencia”, dice Ignacio del Valle y continúa: “Una de las formas inmediatas para seguir con la defensa de la tierra es sembrándola.”
No obstante la represión que ha padecido, el pueblo de Atenco ha sabido defender con dignidad su territorio desde que surgió la amenaza de perder las tierras en el 2001, y durante todo este tiempo, han saboreado más de una vez las mieles del triunfo. Por ejemplo en 2002, cuando lograron echar abajo el decreto expropiatorio y se dio por cancelado el proyecto del aeropuerto o hace poco más de un mes cuando sus 12 presos y los 2 perseguidos políticos obtuvieron la libertad.
El FPDT ha conquistado otras batallas, quizá menos conocidas, pero igualmente meritorias y enfocadas – como la lucha por la tierra – a la construcción de un mundo más digno. Un claro ejemplo es el proyecto educativo del Frente, que consiste en la impartición de un curso gratuito para ingresar al nivel medio superior, pues, como comenta Alberto Alonso Sarmiento, uno de los encargados del proyecto, “en México tenemos un problema muy grave entre el nivel básico y el superior y por eso decidimos abrir este curso, no sólo para habitantes de Atenco, sino para gente de toda la región y los municipios aledaños.” Satisfecho, Alonso Sarmiento comparte los resultados: “Este año, de 25 compañeros que nos acompañaron en el curso 10 se quedaron en la UNAM, 2 en el IPN y 11 compañeros lograron su primera o segunda opción en escuelas de la región”.
Respecto a los nuevos proyectos y a los cambios que ha habido en el FPDT, Ignacio del Valle comenta: “Cuando llegué, me llevé una sorpresa muy agradable con la iniciativa de los nuevos compañeros. Ya Ignacio no es el hombre orquesta que corre para acá y para allá, que el templete, que los cañones, que los camiones, que las mantas, que todo eso. Ahora todos van tomando su participación, su comisión y eso es algo muy importante. Sobre todo las mujeres: las he escuchado hablar en las reuniones en las que he estado y su participación es muy buena, totalmente específica al tema; no divagan. Entonces creo que hubo un salto cualitativo en la conciencia de la gente y en su participación”.
“Ahí encontré al humano, no al criminal”
Ignacio del Valle relata que durante los más de 4 años que estuvo injustamente preso en el penal del Altiplano, aprendió a ver a sus compañeros más allá de lo “estrictamente criminal”. Del Valle explica que allí dentro “los llegas a ver como una familia. Ahí encontré al humano, no al criminal, gente de alto nivel delictivo que me decía ‘ánimo no te agüites, todos te brindamos apoyo’ ”.
“En alguna ocasión – recuerda Ignacio – no me depositaron dinero en mi cuenta y ese mes no tuve para comprar en la tienda del penal. Pero mis compañeros, utilizando un sistema de repartición de objetos llamado la telaraña, me hicieron llegar chocolates, galletas e incluso una carta a pesar de las cámaras de seguridad y los custodios que continuamente nos vigilaban”.
En el Penal de Máxima Seguridad del Altiplano, donde Ignacio y otros 2 miembros del FPDT estuvieron recluidos, el reglamento indica que los presos tienen derecho a estar una hora al día en el patio, tomando el sol. Sin embargo, ese hecho tan común se convertía en un pretexto más para golpearlos anímicamente: “Salíamos sólo 5 minutos al patio, el reglamento dice que nos tocaba una hora, pero si nos veían sonreír, si veían que disfrutábamos un poco, nos metían.” La consigna era tenerme bien vigilado, minándome física y emocionalmente”.
Pero no lograron derrocarlo, y, según comentó Del Valle en una entrevista antes de salir libre “los barrotes no lograron aniquilar nuestro espíritu, pues nos hemos forjado como los machetes, que a fuerza de golpes, se les saca filo”.
El FPDT, en pie de lucha
A pesar de haber logrado la liberación de sus 12 presos y la cancelación de las órdenes de aprehensión de sus 2 perseguidos, los atenquenses y el FPDT siguen en pie de lucha, pues el proyecto del aeropuerto está latente y “no podemos estar totalmente tranquilos”, explica Del Valle.
“Ésos, a quienes los medios de comunicación llaman ‘los macheteros’, son nuestra gente: un mecánico, un ama de casa, un viejo sentado que acaricia en sus sueños el futuro de sus nietos. Y esos sueños, no están en venta. Nuestra dignidad no tiene precio”.
Ignacio del Valle asegura que los atenquenses han comprendido que “la tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a ella. Es como una madre, y la madre no se vende,” y finaliza: “Este viento, este lodo, esta luz y estas flores que para otro pudieran parecer insignificantes, para nosotros lo son todo y estamos dispuestos a defender, incluso con la vida, lo que nos pertenece”.
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